Hace rato que les quería compartir esta nota que publicó Patricio Velasco en el blog de Derechos Digitales. Es un resumen de un reporte hecho por Patricio y publicado hace poco por Derechos Digitales sobre el estado de la digitalización en tres países de América Latina.

Patricio me contactó hace ya unos meses para hacerme un par de preguntas sobre el tema, pero me consta que participaron varias personas de Argentina. Como se trata de un reporte que analiza un poco la situación legal, no sé si van a encontrar demasiado en términos prácticos de qué significa todo esto al nivel de implementación de proyectos de digitalización.

Pero me parece que el reporte es relevante porque da en el clavo en algunos temas, que no hay que dejar de mencionar por más que sean obvios: sin políticas públicas y sin legislación es muy difícil que los proyectos avancen. Los ejemplos de Europa con Europeana y la Digital Public Library of America en Estados Unidos son una buena muestra de esto; incluso con todos los recursos que tienen las instituciones culturales en USA la ausencia de una política común unificada sobre el tema todavía les genera un montón de escollos. Como espejo invertido hay que ver nomás lo que pasa con Europeana, que sacaron hace poco su propio reporte sobre «Digitalización, accesibilidad online y preservación digital«. Entre los destacados del reporte, figura el hecho de que los Estados Miembros siguen apoyando a Europeana. La digitalización del patrimonio cultural en definitiva es una política pública (algo entendible también en términos económicos, cuando se mira el volumen total de ingresos que representa el sector cultural al nivel de la Unión Europea).

El reporte de Derechos Digitales es un poco más modesto pero sigue abonando a la necesidad que tenemos en América Latina de que esto cristalice en planes de acción concretos. Una de las cosas que le dije a Patricio cuando charlamos de este tema (y que aparece en el reporte) es que no tenemos ni siquiera estructuras diseñadas para que las instituciones puedan llevar adelante sus procesos de clarificación de derechos de autor. En parte en Argentina esto es así porque hay una dependencia muy fuerte de las gestoras colectivas para hacer esa tarea (por la cual cobran, dicho sea de paso), pero que además resulta paradójica en ciertos sectores porque ni siquiera existe la gestión colectiva (por ejemplo, el sector de la industria editorial).

Está bien, yo voy a admitir que tengo la cabeza un poco picada ya por todo lo que estuve aprendiendo estos meses después de pasar un tiempo en USA y sobre todo porque estoy como instructora en los certificados de Creative Commons, con lo cual me toca trabajar todo el tiempo con gente que está muy metida en el interior de estructuras donde básicamente se les pide que se formen el tema. Pero aún así, la diferencia es abismal.

A esto se le juntan problemas específicos que tienen que ver con el desarrollo del mercado laboral en Argentina en el sector cultural, pero acá es donde para mí está claro que hay un problema interminable de retroalimentación negativa que más o menos sería así:

  • no tenemos oficinas, estructuras o ubicaciones en los organigramas institucionales de personas que se dediquen a temas de derecho de autor (el equivalente a una oficina de copyright o una scholarly communications office en las estructuras de las universidades yanquis, por ejemplo);
  • el tema no es considerado relevante por las instituciones culturales, porque no está en el organigrama;
  • como no está en el organigrama, no hay nadie que lo aborde de manera integral ni pueda hacer una presión real para que la legislación y la política cambie;
  • como no hay mercado de trabajo para la gente especializada en este tema en el sector cultural, las personas que se forman en él terminan trabajando (generalmente) para la industria, por lo que presionan para que haya más restricciones, en vez de haber menos;
  • la ausencia de políticas en ciertas áreas (digitalización, acceso abierto) vuelve a caer sobre el punto 1.

Y además con ausencia de políticas públicas en estas áreas también me refiero al hecho de que se implementan políticas sin que haya este tipo de exigencias, como por ejemplo, que si vas a implementar una política de, qué sé yo, acceso abierto, quizás estaría bueno que alguien de tu equipo se forme en el tema. En América Latina el costo de no haber hecho esto resultó en que hay una confusión generalizada sobre el tema, donde mucha gente piensa que las cosas son «acceso abierto» porque hay un PDF subido en algún lado.

Yo personalmente no soy fundamentalista de las definiciones y me parece que ponerle una licencia Creative Commons no comercial es mejor que ninguna licencia, pero seguimos manejándonos en este tema con grados de improvisación que no parecen que vayan a cambiar en un futuro cercano. Y por «grado de improvisación» me refiero también a que se piense que este tema se resuelve en una reunión con un grupo de especialistas externos. El enfoque debería ser más bien crear estructuras de especialización que aborden el tema de manera integral.

Lean el reporte porque está bueno.